Soberbia portada obra de Breogán Álvarez. |
1º- Hola Rodolfo.
¿Podrías presentarte para quien no te conozca?
Muy
brevemente, me llamo Rodolfo Martínez (aunque la mayor parte de la gente que me
conoce me suele llamar “Rudy”, diminutivo amistoso que me viene ya de la
adolescencia) y escribo sobre todo ciencia ficción y fantasía. Aunque, en
realidad, me gusta definir lo que hago como una literatura mestiza en la que
hay elementos de casi todos los géneros de la literatura popular y también de
la mal llamada “literatura culta”, por qué no.
Empecé
a escribir con doce años, hace ya mucho tiempo y casi en una galaxia muy lejana
y publiqué mi primera novela en 1995, con treinta años. Desde entonces han
pasado veintisiete y me acerco a los treinta libros publicados entre novelas,
recopilaciones de relatos y libros de ensayo. No está mal.
Mi
obra más popular quizá sean Los archivos
perdidos de Sherlock Holmes, las cuatro novelas recientemente recopiladas
en un omnibus, en las que uso a Sherlock Holmes como personaje… además de
algunos otros procedentes de la novela pulp y el cómico de superhéroes.
Desde
2009 estoy al frente de Sportula, una pequeña editorial (lo que los anglos
llaman “small press”) orientada sobre todo a la ciencia ficción y fantasía. En
estos momentos, con una centena larga de títulos en el mercado, me gusta pensar
que Sportula es una editorial bien consolidada en el mercado del fantástico
español.
2º- ¿Cómo surge la
idea de escribir La Canción de Bêlit
ampliando el relato de Robert E. Howard “La Reina de la Costa Negra”?
La
culpa es en parte de la traducción que estoy realizando del Conan de Howard,
con vistas a su edición en Sportula el año que viene. Al traducir los cuentos,
en cierto modo los desarmas y vuelves a montarlos y ves sus tripas con más
claridad. Confieso que me molestaba ese hueco de tres años que había entre el
capítulo 1 y el 2 de “La Reina de la Costa Negra” y, cuanto más pensaba en
ello, más me apetecía dar mi versión de lo ocurrido.
Cierto
que no soy el primero: Roy Thomas lo hizo en su día y lo hizo muy bien. Y Poul
Anderson también lo ha hecho en su novela Conan
el rebelde.
Pero
no podía dejar de pensar en ello y decidí intentarlo, dar mi propia versión de
esos tres años, convencido de que a las pocas páginas me cansaría o el
entusiasmo se me agotaría y pasaría a otra cosa. Para mi propia sorpresa no fue
así y de pronto la historia empezó a crecer y ramificarse, a volverse más
grande y más compleja a llenarse de nuevos personajes… Pensaba escribir una
novelita de poco más de 200 páginas, algo al estilo de La hora del dragón y he acabado con una que ronda las quinientas.
No está mal.
Rodolfo Martínez |
3º- Tengo entendido
que desde enero del 2017 los derechos de autor de R.E.H. son de dominio público
siendo el único requisito nombrar al autor original en caso de adaptaciones,
como es el caso. ¿Esto es así o has tenido que pedir algún tipo de permiso
Rodolfo?
Los
derechos de Howard, como los de buena parte de los autores americanos de pulp
son un lío. En parte es culpa de la legislación de Estados Unidos, donde
conviven al menos tres leyes distintas de propiedad intelectual, todas ellas
vigentes y cada una de ellas aplicable en función de la fecha de muerte del
autor o a veces de la de publicación de la obra. Y no hablemos ya de lo que
pasa cuando entran en danza la propiedad industrial y las marcas registradas.
En
todo caso, en Estados Unidos los derechos de Howard están libres desde los
cincuenta o sesenta (hablo de los textos originales de Howard, no de los que
fueron publicados con añadidos y modificaciones de Sprague de Camp) y, aplicando
la regla del plazo más corto, deberían ser de dominio público en el resto del
mundo. Esta es una regla recogida por el tratado de Berna (el tratado
internacional que regula la propiedad intelectual y que España ha suscrito) que
viene a decir más o menos que si en el país de origen la obra es de dominio
público, pasa a serlo en los demás países, aunque estos contemplen un plazo más
largo.
Sin
embargo, cada país puede modificar el convenio de Berna y España en concreto no
recoge de forma explícita esa regla del plazo más corto, lo cual causa una
ambigüedad legal que hace que en ciertos casos hayan tenido que resolverse
determinados conflictos en los tribunales.
Si
se determinase que, para el caso de Howard, no se aplica en España la regla del
plazo más corto, su obra no entraría en dominio público hasta ochenta años
después de la muerte del autor.
Dado
que Howard murió en 1936 y que se empieza a contar a partir del año siguiente a
la muerte es, en efecto, en 2017 cuando sus textos pasan, ya sin dudas de
ningún tipo, al dominio público.
Por
lo demás, una vez una obra pasa al dominio público es totalmente lícito crear nuevas
obras derivadas de ella. Cualquiera puede escribir una nueva novela de Conan o
de Kull o de Solomon Kane, por ejemplo, y no tiene por qué compartir la autoría
con Howard si la novela es totalmente original. Dado que en este caso mi novela
incorpora íntegro el relato original de Howard “La Reina de la Costa Negra”, sí
que es obligado que aparezca como co-autor de la misma. Cosa que, por otro
lado, me encanta: ¿cuántos pueden decir que han escrito una novela en
colaboración con R.E.H.?
La reina pirata dibujada por el maestro John Buscema ha quedado en las retinas de todos nosotros para siempre. |
4º- ¿Qué tipo de
Conan nos vamos a encontrar en La Canción
de Bêlit? ¿Uno más cercano a Howard, a L. Sprague de Camp…?
Aunque
le agradezco a De Camp su labor como editor y su esfuerzo (importante y que
siempre debería tenerse en cuenta) en hacer que Conan fuera popular en todo el
mundo, confieso que nunca me gustó el modo en que modificó los textos
howardianos (no hablemos ya de transformar relatos de otros personajes en
historias de Conan) y sus aportaciones propias a la leyenda de Conan siempre me
parecieron escritas de una forma mecánica y rutinaria, muy de fórmula, sin la
vida y el vigor que tiene Howard.
Así
que la sombra de Sprague de Camp no está presente en La canción de Bêlit, o al menos creo que no.
Por
un lado, la influencia principal es, lógicamente, Howard e intenté serle fiel
al máximo en esta novela: en ritmo, en tono narrativo, en peripecia, en visión
moral y ética del mundo… Es cierto que mi Conan hace, dice y piensa cosas que
el de Howard nunca hizo, dijo o pensó, pero creo que son compatibles con las
que sí. Dicho de otro modo: he aprovechado los huecos que Howard dejó en el
personaje para rellenarlos a mi gusto, siempre teniendo en cuenta la
compatibilidad con lo ya sabido.
Por
otro lado, no deja de ser una novela de Rodolfo Martínez y, por tanto hay en
ella elementos narrativos que son más míos que de Howard. He intentado usar mi
“yo” más clásico a la hora de narrar, procurando siempre acercarme al modo de escribir
de Howard pero sin prescindir de mi propia voz. Pero cualquiera que conozca mi
obra anterior encontrará en esta novela ciertos temas, situaciones y tipos de
personajes que son habituales en mí.
Eso
es el meollo de la novela: howardiana y mía al mismo tiempo. Escrita desde el
amor por la creación original y, por supuesto, desde el respeto, pero sin caer
nunca en el servilismo o la imitación mecánica.
Luego
hay un cúmulo de pequeñas influencias que van matizando todo eso.
Roy
Thomas, sin ninguna duda, autor que siempre me pareció modélico en su
acercamiento a Conan. Es curioso, porque durante toda la novela hice un
esfuerzo consciente y deliberado por no contar nada que Thomas ya hubiera
contado (más allá de ciertos hechos establecidos por Howard y en los que por
fuerza teníamos que coincidir) y al mismo tiempo percibo su influencia en lo
que he escrito.
También
la película de John Milius deja caer su sombra sobre el texto. Sí, cierto, no
es fiel del todo a Conan, deforma ciertos aspectos de su vida y del personaje,
pero no olvidemos que hasta la llegada de la adaptación de Jackson de El señor de los anillos, el Conan de
Milius era la película por la que cualquier otro film de fantasía épica o
espadas y brujería tenía que medirse… y salía siempre ganando.
Curiosamente
veo muy presente la influencia de dos autores de aventuras decimonónicos que
nada tienen que ver con la fantasía épica: Dumas (Los tres mosqueteros me parece la novela de capa y espada por
excelencia) y Emilio Salgari: hay una influencia muy curiosa por lo transversal
de El corsario negro en La canción de Bêlit.
Como
todas mis novelas es enormemente mestiza, aunque me gusta pensar que predomina
en ella un espíritu howardiano.
El Conan y Bélit de Joe Jusko. |
5º- ¿Dirías que
estamos ante un relato con todos los ingredientes de la Espada y Brujería, pulp, o es más una novela de aventuras
en sí misma?
Es
espada y brujería y es pulp, sin la
menor duda. También es aventura pulp
al estilo de lo que podrían ser las novelas de Burroughs. Como decía antes, es
muchas cosas, y he intentado que el conjunto estuviera bien equilibrado. Sin
duda predominan los elementos pulp,
pero también los hay de la novela de aventuras decimonónica, por ejemplo. Hay
aventuras, hay magia, hay monstruos, hay proezas bélicas… pero también hay
intrigas, hay política, hay planes estratégicos… y también hay momentos
tranquilos, historias de amor, ciertas reflexiones, amistades que nacen y que
se quiebran…
6º- ¿Cómo convencerías
a los seguidores puristas de la obra de R.E.H., y tengan reticencias, que se
acerquen a la lectura de la novela?
Difícil
empresa. En todo caso, les diría que soy tan fan de Howard como ellos, que lo
llevo siendo desde mi más tierna infancia. Que amo y respeto la obra de Howard
como el que más y que esta novela, si bien puede parecer un mero capricho,
surge de lo más hondo de mi corazón y he puesto en ella todas las tripas y el
empeño posible. Quizá sea mala, eso no soy yo quien tiene que decirlo, pero no
será porque no lo haya intentado con todas mis fuerzas.
Si
con eso no los convenzo, creo que nada los convencerá.
7º- ¿Cómo nos
deberíamos de tomar lo narrado en tu obra? ¿Cómo una historia nunca ocurrida,
un sueño, un relato de taberna para amplificar el mito de Conan, perteneciente
al canon o una dimensión alternativa…?
Juguemos
al mismo juego al que juegan los holmesianos: que Conan es un personaje real,
histórico, un legendario rey de tiempos remotos del que se conocen con
exactitud algunos momentos de su vida (eso sería el canon howardiano) y se
desconocen muchos otros.
Podemos
pensar, entonces, que los famosos tres años pasados con Bêlit son un periodo
nebuloso en el canon, una etapa en su vida de la que quizá Conan nunca quiso
hablar en detalle y que por tanto, los cronistas en vida no pudieron contar con
precisión.
Hay
unas pocas pistas sobre esa etapa: el propio relato “La Reina de la Costa
Negra” y la novela La hora del dragón,
que curiosamente es donde más información se da sobre esos tres años: allí es
donde se habla del mercader Publio de Messantia, donde se comenta que el
sobrenombre de Conan entre los corsarios era Amra, el león, donde se dice que
los corsarios quemaron la flota estigia de Khemi…
Con
esas pocas pistas, diversos autores hemos especulado sobre cómo podría haber
sido esa etapa de su vida. Lo hizo Thomas, y fue el primero, lo hizo Poul
Anderson y lo hago yo ahora. ¿Cuál de esas versiones es más auténtica? Ninguna,
las tres. No hay manera de saberlo.
Me
gusta pensar que mi versión no desmerece de las otras. Pero es son los lectores
los que tienen que decidirlo.
Rodolfo mostrando el lienzo original de Breogán Álvarez. |
8º- ¿Cuál ha sido tu
metodología de trabajo a la hora de escribir tu novela? ¿Has consultado los
relatos de Howard, la saga de Bêlit en cómic de Roy Thomas…?
Los
relatos de Howard los tenía frescos en la memoria: estaba en proceso de
traducirlos cuando me puse a escribir la novela. La etapa de Thomas en el cómic
la recuerdo bien (la habré leído docenas de veces) y sin duda la necesitaba
recordar con claridad precisamente para evitar contar lo mismo que él.
Mi
metodología, por otro lado ha sido la misma que en cualquier otra novela. Soy
un escritor de brújula, no de mapa. Sé de dónde parto y adónde quiero llegar,
pero el camino lo voy descubriendo casi sobre la marcha. En este caso tenía la
ventaja de que el “de dónde parto” y el “adónde quiero llegar” no podían estar
más claros, pues eran respectivamente el primer capítulo de “La Reina de la
Costa Negra” y todos los demás. De hecho, así se abre La canción de Bêlit tras un breve prólogo, con el primer capítulo
del relato de Howard. Y la novela se cierra con los cuatro restantes
cuatrocientas y pico páginas más allá.
Poco
a poco empecé, casi a la vez que escribía, a plantearme diversas cuestiones.
Por ejemplo, se dice en “La Reina de la Costa Negra” que Bêlit recluta sus
corsarios en un desconocido archipiélago del sur. ¿Cómo serían esas islas?, me
dije. ¿Qué clase de civilización había en ellas? De ahí surgió una trama
importante de la novela.
Antes
o después había que quemar la flota estigia, pues así lo establecía Howard:
¿cómo, cuándo, en qué circunstancias, por qué? De ahí surgió otra nueva trama.
Responder
a esas preguntas me iba mostrando el sendero que quería seguir. Un sendero que,
poco a poco, fue ramificándose y ganando en tramas secundarias hasta que tuve
algo más de media docena de hilos narrativos entre las manos. Seguirlos hasta
el final sin perderme y reconduciendo la historia hasta su inevitable final fue
un proceso fascinante.
9º- Sin adelantarnos
nada… ¿Qué nos podrías contar de la aventura narrada en tu obra, se desarrolla
principalmente en los mares, en Kush…?
Hay
una parte importante en los mares, por supuesto. Hay otra, no menos importante,
en Estigia. Y hay una trama secundaria, pero fundamental para la novela, que
tiene lugar en Turán y que, por así decir, conecta a Yezdigerd con Tot-Amón.
Por último, hay una parte de la novela que transcurre en una parte del mundo
hibóreo del que, hasta ahora, nadie sabía nada.
Y
hasta aquí puedo leer.
10º- La portada es
una magnífica obra de Breogán Alvarez que capta a la perfección la magia entre
Belit y Conan ¿Qué nos puedes contar de ella?
Conocía
a Breogán, o más exactamente su trabajo, desde hace años, ya que siempre está
en el Festival Celsius en un pequeño puesto en el que, además, de vender y
promocionar su obra, siempre remata en vivo algún cuadro. Había visto algunas
ilustraciones suyas de fantasía épica y su aire frazzettiano me parecía que le
iba que ni pintado al personaje. Así que sencillo: simplemente hablamos,
llegamos a un acuerdo con el precio, le comenté la idea que tenía para
visualizar en portada a él le pareció bien y se puso a ello. Como habrás podido
ver el resultado fue maravilloso.
En
cuanto a las ilustraciones interiores llevaba un tiempo buscando a alguien.
Este mismo año, también en el Celsius, conocí a Juan Alberto Hernández. Me
gustó mucho el trabajo que tenía en su portafolios, especialmente varias
páginas de un cómic cuyo estilo de entintado y texturas me recordaron mucho a
Víctor de la Fuente, un autor de cómic asturiano muy famoso en lo años 70 por
su obra Haxtur. De nuevo hablamos, llegamos a un acuerdo y le propuse varios
momentos para ilustrar. Tengo que decir que además Juan Alberto trabajó de maravilla,
especialmente con el poco tiempo que le di.
Ambos
me gustan tanto que mi intención es repetir con ellos, como portadista e
ilustrador interior, para el Conan de Howard.
Una de las impresionantes ilustraciones interiores de Juan Alberto Hernández. |
11º- ¿Dónde se puede
comprar la novela para aquellos que no la encuentren en su librería habitual?
Aparte
de en librerías especializadas como Gigamesh en Barcelona, Bosque Mitago en
Oviedo o Estudio en Escarlata en Madrid, por mencionar solo algunas, se puede
comprar vía internet en Cyberdark y en Amazon. Eso en cuanto a la versión en
papel.
Los
interesados en el ebook pueden adquirirla en prácticamente todas las plataformas
de venta incluidas, por supuesto, Amazon, Apple y Lektu.
Si
queréis echarle un vistazo a la ficha del libro en Sportula, donde se indican
los principales puntos de venta, aquí tenéis el enlace:
Y
si a alguno le interesa leer los cinco primeros capítulos para saber a qué
atenerse antes de comprarla, aquí puede conseguirlos totalmente gratis:
12º- Por último,
quisiera preguntarte por el proyecto de tu editorial, Sportula, de editar la
obra de Robert E. Howard en cuatro volúmenes y con nueva traducción. ¿Cuándo
podremos ver el primer tomo? ¿Qué aportaría o qué diferencias tendría respecto
a otras ediciones?
El
primer tomo espero que esté en la calle en la primavera de 2018. A partir de
ahí, saldría uno cada año hasta completar los cuatro. Me gustaría, si es
posible, sacar dos al año, pero prefiero ser prudente y no pillarme los dedos.
Así que, de momento, un volumen anual.
¿La
diferencia? Por un lado es una traducción nueva que acude directamente a los
textos howardianos, sin interpolaciones o cambios de Sprague de Camp o de
ningún otro. Algo que ya hizo en inglés Del Rey Books, pero que la edición
española no respetó por entero, al menos en el primer volumen.
Por
otra parte, he intentado darle valor añadido al libro con ciertos elementos
como la portada e lustraciones interiores (que serán obra respectivamente de
Breogán Álvarez y Juan Alberto Hernández, igual que pasa con La canción de Bêlit). Además, cada
volumen irá precedido por una larga y detallada introducción donde se
estudiarán distintos aspectos de la obra de Howard, especialmente Conan, por
supuesto y contará con unos apéndices que aporten información interesante para
el aficionado.
Aunque
suene arrogante, esta edición tiene vocación de ser la edición definitiva del
Conan de Howard en español. Con esa ambición nace. Y para ello pondremos toda
la carne en el asador. Como siempre, tendrán que ser los lectores los que decidan
si hemos tenido éxito o no.
Muchas gracias por tu
tiempo y palabras Rodolfo. Espero que tengas mucha suerte con la novela, y con
los futuros proyectos de la editorial. Si quieres añadir algo más, adelante.
Gracias
a ti por esta oportunidad para hablar de mi obra y, sobre todo, de Robert E.
Howard y sus creaciones. Ha sido un placer repasar todo eso.
Si
te parece, volveremos a hablar el año que viene, cuando aparezca “Nacerá una
bruja”, el primer volumen del Conan de Howard en Sportula.
Y,
por supuesto, que Crom nos de fuerzas a todos para enfrentarnos a nuestros
enemigos. O que se vaya al infierno.
Número del 1934 de Weird Tales donde apareció por primera vez Bélit. |
Enlace: Editorial Sportula
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